FIGURAS DEL AYER

Consolidado como el mejor campeón mundial minimosca, "Chiquita" se enfrentó en una pelea "natural" al monarca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), el estadunidense Michael Carbajal, en marzo de 1993 en Las Vegas, Nevada.
Consolidado como el mejor campeón mundial minimosca, «Chiquita» se enfrentó en una pelea «natural» al monarca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), el estadunidense Michael Carbajal, en marzo de 1993 en Las Vegas, Nevada.

Fue el primer minimosca en cobrar un millón de dólares; invirtió ganancias en salones de fiestas y un hotel

Por Sergio Abarca Levetty

México, 10 Feb. (Notimex).- Al boxeador Humberto «Chiquita» González se le recuerda como uno de los más explosivos, electrizantes en las divisiones «chicas», además de que fue el primero en cobrar bolsas de un millón de dólares en sus combates ante el estadunidense Michael Carbajal.

Su nombre apareció en las principales marquesinas en Los Ángeles, California, y pese a militar en peso minimosca, estelarizó programas por encima de estrellas como Óscar de la Hoya y Terry Norris, que fueron programados en respaldos en la década de los noventa.

Nacido en el Estado de México y conocido en el ámbito boxístico como «Chiquita» por su baja estatura, Humberto González ostentó los cinturones minimosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Federación Internacional de Boxeo (FIB), en las unificaciones con Michael «Manitas de Acero» Carbajal.

Las bolsas estratosféricas para su división en la década de los 90 llamaron la atención de la prensa. Cobró un millón de dólares por pelea ante Michael Carbajal, en la trilogía que acaparó la atención de los aficionados del estado de California en el Great Western Forum de Inglewood.

«Ojalá se repitieran combates con esas bolsas que se lograron en grandes funciones, pero se necesita que los estelaristas sean explosivos y que le echen ganas», dice Humberto González, el noqueador originario de Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México.

El «carnicerito de Neza», quien trabajó de tablajero en ese municipio mexiquense, supo ahorrar sus ganancias en el boxeo, no despilfarró los dólares y ahora vive de sus negocios, dos salones de fiestas y un hotel.

«Me tocó combatir en una época en la que la televisión empezó con las transmisiones por cable y permitió las grandes bolsas», recordó Humberto González, quien ganó el campeonato minimosca de la República Mexicana a Jorge Cano en 1987 y el Mundial del CMB al coreano Yul-Woo Lee, en Chonju (Corea del Sur), en 1989.

«Aproveché la oportunidad y gané el cinturón mundial con una buena preparación. Mi estilo noqueador y explosivo fue comercial para la televisión y de ahí me catapulté a las grandes funciones en Estados Unidos».

Con el poder de sus puños, derrotó en contiendas titulares a Jung-Koo Chang, Francisco Tejedor, Luis Monzote, Jung-Keun Lim, Jorge Rivera, Rolando Pascua, Melchor Cob, Domingo Sosa, Kwang-Sun Kim, Napa Kiatwanchai, entre otros.

Consolidado como el mejor campeón mundial minimosca, «Chiquita» se enfrentó en una pelea «natural» al monarca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), el estadunidense Michael Carbajal, en marzo de 1993 en Las Vegas, Nevada.

El desafío unificatorio resultó como se esperaba, González dominó en los primeros rounds a Carbajal, quien se levantó de la lona para ganar por nocaut efectivo en siete rounds. Fue un combate que cautivó a los aficionados y que obligó a dos choques más, con bolsas millonarias.

La revancha se programó un año después en el escenario de los grandes triunfos de Humberto, el Forum de Inglewood. El mexiquense se desquitó y ganó por decisión dividida. El ring estaba puesto para un tercero y definitivo combate.

La fecha: 12 noviembre de 1994. El Lugar: Plaza de Toros México. Resultado: victoria por puntos para «Chiquita» González en una pelea que dejó mucho que desear, donde ambos extremaron precauciones para cerrar la trilogía.

«La primera pelea fue la que más disfrutó el público, en las siguientes ya nos conocíamos bastante Carbajal y yo, y por esa razón cuidamos más la defensiva, que tirar golpes en busca del nocaut», dijo.

Humberto defendió en una ocasión el campeonato mundial ante Jesús Zúñiga, en Anaheim, Estados Unidos, y después enfrentó al tailandés Saman Sorjaturong. Dio una paliza al asiático, pero descuidó su guardia y aprovechó Saman para sorprenderlo con una poderosa combinación al rostro.

«Chiquita» cayó a la lona desmadejado en el séptimo round en El Forum de Inglewood para ceder los cinturones del CMB-FIB en julio de 1995. Sería la pelea del adiós de su destacada trayectoria. No volvería al ring pese a las tentadoras bolsas de 400 mil dólares que ofreció su agente Rafael Mendoza.

«Preferí dedicarme a mi familia, ya tenía asegurado mi patrimonio y no tenía caso que siguiera exponiendo el físico», aseguró el mexiquense acompañado de su esposa Margarita y sus hijos Humberto, Alberto y Marbeth.

Para los aficionados quedó en el aire la posibilidad de un combate de Humberto ante Ricardo López Nava, imbatido monarca de peso mínimo del WBC y que fue considerado uno de los mejores en la década de los noventa.

«No se concretó un combate ante Ricardo porque quería ganar más que yo, cuando yo fui un peleador estelar por encima de Óscar de la Hoya y Terry Norris, y él siempre fue programado de relleno en las funciones», recordó.

Sin lugar a dudas, Humberto «Chiquita» González siempre será recordado como uno de los grandes peleadores de las divisiones «chicas» que impuso su estilo explosivo y le permitió ganar millones de dólares, bolsas reservadas para los peleadores de mayor tonelaje.

Ahora vive la etapa de «abuelo feliz» con el nacimiento de su nieta María José, en junio pasado, primogénita de su hija Nancy. «A mis 48 años ya soy abuelo», finalizó sonriente el ex peleador mexiquense.

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