Desconsuelo sin límites en el césped del Mineirao. EFE

Desconsuelo sin límites en el césped del Mineirao 

Desconsuelo sin límites en el césped del Mineirao. EFE
Desconsuelo sin límites en el césped del Mineirao. EFE

Belo Horizonte (Brasil), 8 jul (EFE).- La goleada sin precedentes encajada por Brasil ofreció alguna de las imágenes más desconsoladoras para el equipo anfitrión, despedidos con una sonora pitada del césped del estadio Mineirao de Belo Horizonte.

Las lágrimas cayeron por las mejillas de algunos jugadores. Especialmente de Oscar, David Luiz y Bernard. Thiago Silva ejerció de capitán y acudió uno por uno a ofrecer su consuelo a sus compañeros.

Nada que ver con el público. La grada mantuvo el tipo. Aunque rostros desencajados fueron contemplados a medida que caían los goles del lado alemán.

Luiz Felipe Scolari intentó mantener el tipo. Hizo un corro en el centro del campo y pidió cabeza alta a sus futbolistas, protagonistas del mayor varapalo del fútbol brasileño en toda su historia.

Después, tras la oratoria del preparador que pasará a la historia como el responsable de la mayor humillación verdeamarelha, se marcharon al vestuario ante la inmensa pitada del seguidor, para quien ha terminado, de un mazazo, las ilusiones mundialistas. Una pesadilla que despertó al pueblo de su sueño.