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Colombia celebra su clasificación al ritmo del VAR y entre sorbos de café
Bogotá, 28 jun (EFE).- Las calles de Colombia amanecieron más vacías que nunca. Con los ciudadanos convocados para ver a su selección ganar a Senegal la jornada laboral se paró durante 90 minutos en los que el café sustituyó a la cerveza futbolera y celebraron al ritmo de las decisiones del VAR.
«Yo trabajo en un restaurante de comida rápida y el ánimo y la actitud de las personas ha mejorado mucho. Se congela todo, nadie está pendiente de nada más que el partido», comentó a Efe Alejandro Sánchez, pertrechado para la ocasión con camiseta y bandera colombiana.
Ese era el ambiente general en los puestos de trabajo, que la inmensa mayoría no pudo eludir en pleno jueves, pero que no fue óbice para que calles y oficinas se engalanaran con la bandera tricolor.
Entre sorbo y sorbo de café, acompañado de arepas o galletas, los colombianos se comían las uñas en una tensa calma que estalló tras el soberano testarazo de Yerry Mina que dio la victoria 1-0 sobre Senegal.
Casi tanto como el gol, los colombianos celebraron que el árbitro del partido, el serbio Milorad Mazic, diera marcha atrás al penalti marcado en el primer tiempo contra el equipo cafetero después de revisar en el VAR la imagen de la falta cometida por Davinson Sánchez.
El camarero Sánchez reconoció que el momento del gol fue el más emocionante y trataron «de hacer lo posible para estar en el partido y seguir con las actividades diarias».
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«Pero nos llevamos una gran victoria y una gran alegría porque clasificamos», explica Sánchez, que tras el partido regresa a su jornada laboral para contener su emoción y celebrar tras las horas preceptivas.
En el breve paréntesis de la celebración, los vendedores ambulantes apuraron los minutos para vender camisetas, banderas, vuvuzelas y muñecos de Colombia a los pocos despistados que se las habían dejado en casa.
Entre los sonidos de las bocinas y contra reloj, los afortunados que fueron autorizados a salir a las calles a festejar por sus jefes filtraban banderas, camisetas rojas, amarillas y azules (y alguna blanca) y sobre todo mucha felicidad.
«No importó el clima. La emoción de ver a la selección conseguir la clasificación nos llena de alegría el corazón», comentó Óscar López rodeado de sus compañeros de trabajo bajo los paraguas omnipresentes en la lluviosa mañana de Bogotá.
López y sus compañeros celebraron con algarabía porque sus jefes les permitieron ver el partidos «y salir un rato a celebrar».
El festejo no es exclusivo de Bogotá y en zonas más calurosas, alejadas de la «nevera de Colombia», aprovecharon el buen clima para salir a las calles en una fiesta tricolor.
En la caribeña Barranquilla, «casa de la selección», no faltó el ambiente carnavalero, los bailes y los disfraces en una de las ciudades donde con más intensidad se vive la fiesta de las carnestolendas.
En el pequeño municipio de Guachené, donde nació Mina, la alegría estalló con el tanto de su «pequeño» héroe, que a sus 23 años se elevó por encima de su 1,95 metros para vencer a Senegal y hacer que el equipo cafetero pase como primero del Grupo H a los octavos de final.
En esa instancia se medirán a Inglaterra o Bélgica y la rutina festiva se repetirá con la esperanza de que Colombia, de nuevo, sea el equipo revelación y pugne por mejorar su clasificación en Brasil 2014, cuando la anfitriona -con una polémica decisión arbitral- mandó a los cafeteros a casa en cuartos de final.