Ganó el título mundial supergallo y sostuvo diez peleas de campeonato
Por Sergio Abarca Levetty
México, 17 Feb. (Notimex).- Con el objetivo de lograr un cinturón mundial y estelarizar funciones en la televisión de Estados Unidos para obtener bolsas millonarias, el boxeador mexicano Israel Vázquez viajó a radicar a la ciudad de Los Ángeles, California, y lo logró.
Después de años de esfuerzo, disciplina y tesón, “El Magnífico” Vázquez se adjudicó el título mundial de peso supergallo y protagonizó grandes combates contra sus compatriotas Oscar Larios y Rafael Márquez, que le permitieron asegurar su patrimonio con grandes salarios.
La historia de Israel Vázquez Castañeda es la de un deportista mexicano que triunfó en el extranjero tras alejarse de su familia para radicar en Estados Unidos, siguiendo el “sueño americano” que no todos consiguen.Su carrera profesional en los cuadriláteros empezó a florecer con la conquista del prestigiado torneo para novatos “El Cinturón de Oro”, en su primera edición realizado en 1995 en la ciudad de México, de donde es originario, en la división de peso gallo.
Atrás quedaron sus deseos de ser abogado o futbolista, pues abandonó los estudios en la preparatoria; su destino era el deporte de los puños, donde llegó a la cima con la conquista de una diadema universal, además de lograr fama, dinero y ser reconocido por los aficionados.
“Decidí emigrar a Los Ángeles en busca de mejores oportunidades contratado por el mánager californiano Frank Espinosa. En mi presentación tuve mi primer tropiezo porque con la promotora ‘Top Rank’ me pusieron un rival supuestamente a modo, Antonio Ramírez, tuve desafortunada noche en Sycuan y aunque gané esa pelea decepcioné a la empresa en 1998”.
“Le dijeron a Frank ‘regrésalo a México’, me tocaron el amor propio, le eché más ganas en los entrenamientos y clasificado mundial gané los títulos de la Federación Norteamericana, de la IBA, fue el despunte de mi carrera para perfilarme a conquistar un título mundial”, recordó.
En su estancia en Los Ángeles se encontró con la barrera del idioma inglés y de otra cultura, “pero afortunadamente me fui con contrato, no me fui de mojado y eso fue una gran ventaja, podía pelear sin problemas en Estados Unidos”, destacó.
Como “buen mexicano” siente nostalgia por el país, “soy hijo de familia, mis padres siempre me cuidaron, cuando me dolía la cabeza mi mamá me daba un te, allá (en Estados Unidos) me mandaban a la farmacia por medicina, no tenía el cariño familiar”.
Con el respaldo del mánager Frank “Derecho” Espinoza se dedicó cien por ciento al gimnasio, a mejorar su técnica y lograr excelentes condiciones físicas, necesarias para un deporte tan exigente como el boxeo.
“Siempre soñé llegar a Estados Unidos, me preparé mejor en cada pelea, superando la nostalgia con la ambición de ceñirme una corona mundial, de estar en las grandes funciones por televisión y obtener bolsas millonarias, de tener el reconocimiento de la gente”.
A su llegada a California empezó sus prácticas con el desaparecido Manuel “Chato” Robles, “fue mi primer entrenador, le faltaba experiencia a nivel mundial, después me enviaron con Freddie Roach. Tenía que dar resultados arriba del ring, poner todo de mi parte para terminar con los brazos en alto, viví tres años solo, (luego) compartiendo departamento con Martín Castillo, después conocí a mi esposa que trabajaba con ‘Chato’ Robles”, mencionó.
Israel recordó cómo se perfiló a la ansiada oportunidad de obtener un cinturón mundial, su meta, su objetivo, su obsesión.
“Estuve de número uno más de un año y por fin tuve la oportunidad. Tenía que pelear contra el campeón mundial supergallo Willie Jorrín, pero se lastimó una pierna diez días antes y debí disputar el título interino al jalisciense Oscar Larios y perdí, no logré ganar en mayo del 2002 en el Memorial Coliseum de Sacramento”, rememoró con frustración.
Sin embargo, Israel no se desanimó, “me sentí mal por la derrota, pero sabía de mis alcances. Larios era un peleador de gran fortaleza y estaba a su nivel”.
El destino le dio otra oportunidad después de que el filipino Manny Pacquiao subió de peso para pelear contra Juan Manuel Márquez, “dejó vacante el cinturón supergallo de la FIB, lo disputé y gané al venezolano José Luis Balbuena en 2004 y gracias a Dios no quedé mal”.
Su mentalidad cambió como monarca, se tenía que preparar más, demostrar y echarle ganas a los entrenamientos, “ahí están los resultados, defendí cuatro veces el cinturón”, dijo con orgullo.
Tuvo trilogía contra Larios, “no teníamos mucha taquilla pero contra Rafael Márquez me subí a las estrellas, la primera fracturado de la nariz en el séptimo round, después le gané dos veces y perdí la última, fueron peleas históricas”.
Aseguró su patrimonio, compró su casa con lo obtenido en esas peleas grandes ante Márquez, aunque “debimos haber ganado más dólares porque estelarizamos funciones sabatinas en Showtime, quedamos bien con los aficionados, con la cadena de televisión”, acusó.
Israel estaba en el tope de su carrera, cumplió su sueño de ser campeón del mundo, subió de división, “después se me vino encima el tiempo con cortadas y lesiones y ya no pude seguir mi carrera en los cuadriláteros”.
En su estancia en Los Ángeles formó su familia con su esposa Laura Díaz y sus hijos nacieron en California, “ya no regresé a México, extraño al Distrito Federal, pero las mejores oportunidades son en la Unión Americana”.
“No olvido mis raíces mexicanas, cumplí mi sueño de ser campeón del mundo, de hacer realidad el ‘sueño americano’, en comparación con otros compatriotas que viajan a cometer delitos, a consumir drogas”, manifestó.
Ahora Israel Vázquez está en su faceta de entrenador después de dos años de retiro, “dije ‘no hago nada’ y empecé de entrenador, puse mi gimnasio ‘Magnífico Boxing Gym’, en South California, sigo dentro del boxeo ahora de mánager con todas las ganas y experiencia de haber sido campeón mundial”.
“El Magnífico” Vázquez dejó su hoja de servicios en 44 triunfos, con 32 nocauts y cinco derrotas. Sostuvo 10 peleas de título mundial ante campeones de la talla de Oscar Larios y Rafael Márquez.
Con esa experiencia enseña a los novatos y principiantes, “trato de transmitir mis experiencias, con pausas, no de un solo golpe para que asimilen los jóvenes peleadores las enseñanzas”.
Israel tuvo en su trayectoria entrenadores de experiencia como Lupe Serrano, Manuel Robles, Freddie Roach y el fallecido Rudy Pérez, “fueron cimientos en mi carrera, trato de transmitirlos a mis pupilos, estoy logrando el sueño de ser un entrenador reconocido a nivel mundial”.
Habla de su esposa Laura, de sus hijos, “Israel está en academia de futbol y tiene facultades, la gente ve que tiene muchas cualidades, a mí me encanta el futbol soccer y no pude brillar en este deporte, ojalá mi hijo lo pueda hacer, no es peligroso como el boxeo”.
El “Magnífico” Vázquez termina la entrevista con un mensaje a los jóvenes peleadores que emigren, “que le echen todas las ganas, que vayan por la línea recta, que no dejen caer sus ilusiones para lograr un cinturón mundial”.